PRIMER VIAJE A LOS LLANOS VENEZOLANOS (anecdota I)

Perro de Agua Mar Nov 04, 2008 10:30 am

ANECDOTAS DE PESCA (I)
Recuerdo hace muchos años cuando por primera vez en la vida me invitaron a pescar a los
llanos venezolanos yo me sentí muy emocionado. Para los que no me conocen soy
oriundo de una ciudad andina llamada Valera donde no se ven grandes ríos ni
peces excepcionales. Por fin iba a ver las famosas pirañas come gente que salían en las películas, los grandes bagres que arrastraban a los pescadores a la orilla hasta que se hacia necesario cortar el sedal para no
ahogarse. Esas ideas rondaban mi mente y me hacían preparar las estrategias
para no cometer errores en los implementos necesarios para la pesca que
avecinaba.

Unas semanas antes planifique con meticuloso cuidado cuales eran las carnadas que necesitaría para no fallar
en la pesca. Fui a la pescadería y compre calamares, camarones, almejas y sardinas. Luego me dirigí a la carnicería y compre algunos bisteks, bofe y pellejos. Días antes del viaje me fui a un pueblito donde mataban ganado en una casa y llegue tempranito para obtener una buena cantidad de sangre para atraer las pirañas, después le compre un pollo vivo a una señora, la cual lo mato y me lo entrego pelado pero con las tripas todas en una bolsita. Ya me sentía listo y preparado pero me faltaba comprar el famoso “pico”, una mezcla de maíz partido y algunos otros granos para cebar las cachamas y palometas.

Por la tarde saque unas 50 lombrices de tierra y las coloque en un envase con agujeros en la nevera, faltaban algunos grillos que recogieron mis pequeños vecinitos y ya todo andaba a punto en cuanto a carnadas se refería. Los artificiales estaban en la caja de los anzuelos listos para la batalla si eran necesarios. La escopeta y su permiso tampoco faltaban y ya estaba lista y aceitadita.

Se llego el famoso día y nos fuimos a las 9pm en dos camionetas rumbo oeste-este con destino vía Barquisimeto y luego a Acarigua. Allí recogeríamos a un tal Pepe, baquiano y conocedor del sitio donde
pescaríamos los grandes peces. Llegamos a la casa de los padres de uno de los compañeros de pesca como a las 5.30am y luego de que su madre nos preparara el desayuno nos dirigimos a la casa de
Pepe. Fuera en el estacionamiento estaba parqueada una hermosa lancha como de 15 pies con un susuki 25hp. Que emoción sentía en ese momento. El hombre corpulento salio y nos atendió, nos invito a pasar y
ver la cantidad de fotos de peces, venados y baquiros mas grande que había
visto en mi vida, la boca se me hacia agua. Solo podía decir, vamonos, vamonos
que es tarde.

A las 10am llegamos a un sitio denominado Las Cucas, donde según Pepe estaban grandes peces esperándonos. Mientras los demás armaban el campamento retirado de la orilla, yo no me aguante las ganas y salte de la camioneta con mis cañas, cajas de anzuelos y demás implementos.

El sol era implacable pero estaba determinado a sacar un pez lo mas rápido posible para saciar mi sed de pescador. Lo primero que hice fue tirar un anzuelo con carne al agua para los caribes… nada de nada, luego solté un poco de sangre con agua y …. Nada, intente con camarones, pulpo, lombrices, bolitas de harina,
sardinas, pollo, tripas y bastante “pico” y …. Nada. Llegue al punto de tomar un bistec llenarlo de sangre y meterlo con la mano debajo del agua a ver si me mordían las come gente y …nada. Saque todos mis implementos del agua como a las doce del medio día y me senté bajo una sombra. Ahí a paso lento venia Carlos, uno de los fiebruos que venia dispuesto a pescar algo. Miro mis carnadas y sebos y me dijo algo que nunca pude olvidar, “te apuesto un bolívar(de los viejos viejos) al que saque el primer pez”, inmediatamente le asentí con la cabeza y le dije que podía utilizar cualquier implemento o cebo mió. El enloqueció de emoción y comenzó a tirar de todo mientras yo observaba desde la sombra de un árbol y le decía que le estaba dando chance un ratito ya que yo tenía más experiencia y no quería ventajas.

Al cabo de media hora se dio cuenta de todo y se sentó a mi lado y me pregunto cuantas cosas yo había intentado a lo que le conteste “de todo” y le dije que allí no había nada que pescar. Los demás pescadores fueron llegando con la tarde y el tal Pepe traía algo dentro de un balde, unas “cuchillas” o pececitos muy
difíciles de agarrar que supuestamente eran lo máximo para sacar rayaos por la noche.

Pasamos toda la tarde pescando y solo un muchachito de 7 años saco una “tuza” o mije para sorpresa de todos. En la nochecita nos sentamos en la orilla todos con cuchillas en los anzuelos a esperar los rayaos y adivinen…. Nada, todos se fueron a dormir y yo me quede ahí con todos los sedales hasta las 5am que me arrecoste en unas hojas de guaje y quede dormido. Como a las 6am me despertó un estruendo y ya era de día, eran unos pescadores tarrayando el rió, llevaban 2 sacos de pescados, todos pequeños
mijes y un rayadito como de 200 gramos. Yo los aborde y pregunte todo tipo de preguntas sobre el rió, la pesca y sus modalidades en el sitio. Me dijeron que ahí no habían ningunos rayaos y que me regalaban el que tenían pues era el único que vieron en 7 años pescando en la zona. También me regalaron 26 mijes y se fueron.

Yo llegue al campamento media hora después sin comentarles nada de mi encuentro y les mostré los pescados que “había agarrado”. Todos se levantaron inmediatamente para la fritanga respectiva y algunos salieron de pesca porque supuestamente “hoy si vamos a sacar”. Después de comer recogí todos mis
implementos y saque la escopeta y me fui rumbo a un árbol de caracoli donde se paraban muchas palomas. Mate algunas para comer y me di cuenta que una lapa pisaba y comía en la zona. Trate de no pisar mucho el sitio y me fui con la esperanza de cazarla por la noche.

En todo ese día sacaron 7 peces entre los nueve que pescaban, yo hice mi garita y espere la noche y me fui de cacería. La lapa llego como a las nueve pero no pude tirarla pues la garita quedo de espaldas a donde ella llego, espere que se fuera y me fui a dormir. Al otro día le explique a los pescadores como se hacia para poder tarrayar con eficacia los peces, “hay que hacer mucha bulla y menear las caramas y luego tirar las redes”
les explique y empezaron a sacar peces. Yo por mi parte pase el día comiendo pescado, palomas y esperando la noche sin mencionar mis intenciones.

A las 7pm me fui y me senté en la base del árbol y como a las 8.30pm llego la lapa, prendí la luz y la mate, me devolví al campamento y ya todos dormían como osos hibernando. Prendí el fogón, calenté agua y la raspe, le saque un pedazo, lo frite y me lo comí. El resto lo metí en una bolsa negra y lo escondí bajo el hielo. En la mañana mientras que todos se fueron a pescar, saque la lapa y la puse a la braza, el olor fue tan intenso
que todos comenzaron a llegar y a celebrar el hecho. Se acabo la pesca por esa mañana, en la tarde decidimos que no habían peces en el agua y nos regresamos a Valera.

Lo único de ese recuerdo que guardo como grato es el hecho que fue mi primera visita al supuesto “llano venezolano” donde los grandes peces se salían del agua. Del tal Pepe ya ni me acuerdo o no me quiero acordar. Se que el cuento narrado no es de gran emoción ni expectativa, pero así como este tengo muchos
otros mejores que si son de su agrado se los puedo comentar en próximas ocasiones. Saludos VHS

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